Quien dice cada día, dice cada semana! Hace ya un tiempo perdí mis pendientes, los tenía desde hace años y me los ponía a diario. Eran dos aros de plata anchos aunque pequeños. Me he comprado otros muy parecidos pero no son igual, pesan más y son más brillantes, por contra, aquellos eran ligeros y tenían una pátina que les daba un aire especial, como de joya antigua. Los perdí en un hotel de Almuñécar, casi podría jurarlo, pero no estoy del todo segura y a estas alturas ya no los podría recuperar. Los añoro, y los recuerdo con nostalgia porque me acompañaron en los mejores momentos de mi vida, al menos los mejores hasta ahora.
A veces me empeño en echar de menos pequeñas cosas, quizás para distraer mi mente de aquellas más grandes que me faltan también, y que como los pendientes de plata, no se pueden recuperar.
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